Autor: Orlando Alturas
DIOS MÍO, DIOS MÍO,
¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?
Todos los que me ven, de mí se burlan,
Me hacen gestos y se mofan diciendo:
“Confió en el Señor, pues que Él lo salve;
Que lo libre si es cierto que lo ama”.
Una jauría de perros me acorrala,
Una banda de malhechores me rodea.
Han traspasado mis manos y mis pies
Y están descoyuntados todos mis huesos.
Reparten entre sí mis vestiduras
Y mi túnica se juegan a los dados.
Mas Tú, Señor, no te me alejes;
Auxilio mío, ven corriendo a ayudarme.
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Domingo de Ramos: Salmo Responsorial
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