Salmo 94, 1-2.6-7.8-9
R. Señor, que no seamos sordos a tu vozo bien
Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor, no endurezcáis vuestros corazones.
1) Venid, aclamemos al Señor;
demos vítores a la roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.- R
2) Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro,
porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.- R
3) Ojalá escuchéis hoy su voz:
No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto,
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron aunque habían vistos mis obras.- R
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demos vítores a la roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.- R
2) Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro,
porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.- R
3) Ojalá escuchéis hoy su voz:
No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto,
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron aunque habían vistos mis obras.- R
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Uso litúrgico: Salmo Responsorial para el IV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
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