Autor: A. Glaser
1. Aquel Pueblo te seguía hambriento,
eran como ovejas sin pastor.
“Diles que se busquen alimento
tus amigos te dijeron – a los pueblos mándalos”.
Los sorprendiste con tu respuesta:
“Ofrézcanle ustedes de comer”
y con cinco panes y dos peces
que pusieron en tus manos nadie con hambre se fue.
Estás aquí, Jesús, estas aquí,
brindándonos tu pan de vida,
el corazón se enciende de alegría,
amigo bueno, porque estás aquí. (2)
2. “El que viene a Mí no tendrá hambre,
el que cree, nunca, sed tendrá,
Yo soy ese Pan que da la Vida,
el que coma de mi Cuerpo para siempre vivirá”.
“Hagan esto en memoria mía”,
siempre nos decís sobre el altar,
y tu Sacrificio se actualiza,
cada día, en cada Misa, en el vino y en el pan.