Autor: Isaac F. Cabrera A.
Por nacer en la humildad
no creyeron tus Palabras,
no sabían que la fe
podía mover montañas;
desde Joven asombró
tu basta sabiduría,
siguiendo la Ley de Dios
por otros incomprendida.
Tu Pasión fue en la vida
curar siempre las heridas,
tu Pasión fue perdonar
con amor y bondad;
Jesucristo, Luz de Vida.
Fuiste enviado como oveja
donde hay lobos rugientes,
tan sencillo cual paloma
y astuto como serpiente;
rechazado por tu pueblo:
nadie es Profeta en su tierra,
buscando en los hombres paz
pues Tú no querías guerras.
Tu Pasión fue en la vida
curar siempre las heridas,
tu Pasión fue perdonar
con amor y bondad;
Jesucristo, Luz de Vida.
A toda clase de gente
Testimonio fuiste a dar,
no temiste a tus Palabras
que algunos querían callar;
no eran sólo tus Palabras
las que hacías escuchar,
con su Espíritu, Dios Padre
te guiaba para hablar.
Tu Pasión fue en la vida
curar siempre las heridas,
tu Pasión fue perdonar
con amor y bondad;
Jesucristo, Luz de Vida.
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