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SAN PASCUAL BAILÓN, PATRONO DE LOS CONGRESOS EUCARÍSTICOS

Una vida de Pascua de Pentecostés a Pascua de Pentecostés (1540-1592). De ahí su nombre.
Aprendió de sus padres a ser el más pobre de los pobres. Jamás dejó de atender a los necesitados aún a costa de su comida o de la de sus hermanos de religión, porque para él despedir a un pobre sin nada era despedir a Cristo con hambre. Desde los siete años a los veinticuatro fue pastor de ovejas, hasta que ingresó en los franciscanos en 1564.
No tuvo la oportunidad de ir a la escuela, pero su estímulo por el saber le hace autodidacta en el sector teológico y humanístico, siendo admirado y consultado por sus compañeros.
Compuso obras teológicas y poéticas en alabanza al misterio de Dios y de la Eucaristía.
Pan divino verdadero/
sácame, Señor, de mí,
recíbeme, Dios, en ti/
que en ti vivo y en ti muero.
Insistía que sin oración no podemos vivir para Dios, y así en sus destellos de intimidad contemplativa, estando en el monte con su rebaño caía de rodillas siempre que sonaban las campanas, anunciando la elevación de la Hostia en la Santa Misa... y cuando se sentía solo en la capilla ardía el fuego de su corazón hasta entrar en éxtasis, cantando, rezando en alta voz y danzando ante el Santísimo Sacramento.
Durante toda su vida sufrió incomprensión de sus hermanos en religión y lapidación e insulto de los hugonotes al ir en tiempos conflictivos a entregar unos documentos al Ministro General de la Orden
Franciscana.
Soñaba con el martirio, de forma que en la bula de su canonización se lee: «falta el martirio a la cita, pero no el mártir». Gozaba consagrándose a las tareas más humildes; todos acudían a él a recibir
sus consejos y enseñanzas.
Villarreal en vida y en muerte le tuvo como un santo. Dios quiso revelarse de un modo extraordinario aquel día que al elevarse la Hostia Santa, arrodillado levanta sus ojos al cielo y ve una estrella refulgente, en cuyo centro, radiante de luz y claridad aparece la Hostia Consagrada en una custodia, sostenida por dos querubines.
En la semana previa a Pentecostés apenas puede respirar. El pueblo entero desfila por su pobre lecho para recibir su última bendición. Muere el 17 de mayo de 1592, fiesta de Pentecostés, a la misma hora en que el repique de campanas anuncia la elevación de la Hostia Santa en la misa de la ciudad.
Fue beatificado por Pablo V en 1618, canonizado por Alejandro VIII en 1690 y nombrado patrono de los Congresos Eucarísticos por León XIII en 1897.

Fuente: Tomado de "Eucaristía", Parroquia San Miguel - Jaén

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